CULTURA

EL SECRETO DEL ALTAR

EL SECRETO DEL ALTARЛитэратура #38

Por Carlos Martínez Valadez

Iluminado por el sol mostraba el colorido del valle, la vida vegetal en abundancia… La vida animal deambula por la tierra y las aves dibujan trazos en el cielo. Un viento suave mece los árboles y el sonido variado, a veces armonioso… a veces estridente de la fauna exacerba la calma.

Una tribu de mujeres y hombres caminan inciertos por lo extenso del valle. ¿A dónde van? La mirada alcanza a ver las grandes piedras, ramas, hondonadas y espejismos ocasionados por la distancia y el calor que emana del suelo. Todo es tranquilidad, pero para los años que tienen los adultos al frente de la tribu, el temor a lo conocido… pero más a lo desconocido marca la manera de cómo deben conducirse por la porción de tierra bajo sus pies. El instinto les indica que sí, y que no, es de cuidado y alerta.

Su natural ignorancia comprende todo lo visible. Poco a poco la humedad envuelve el ambiente y la piel se constriñe ante las esporas de agua. Saben que se acerca una deidad, o manifestación que los vulnera… Enfilan hacia las cuevas… hacia las grandes rocas que son fuente de protección. El tornasol del cielo cambia y en su lugar una sombra, un manto gris avanza inevitable hasta cubrir lo observable. La sombra se acompaña de destellos efímeros de luz a la lejanía.

EL SECRETO DEL ALTARfantasmaEl viento arrecia (pero no saben que es el viento) y se suceden latigazos, chasquidos desagradables al oído a la par de los relámpagos (pero no saben que son los relámpagos). Logran llegar a un nicho en las paredes de piedra… los niños abajo; las mujeres y los hombres encima. El monstruo violentamente se acerca. Empieza a caer agua del cielo, la lluvia se dispersa (pero no saben que es la lluvia). De manera torrencial, la tormenta se mantiene tupida bañando la piedra, salpicando los cuerpos. Así, temerosos confinados se quedan sintiendo un frío que se muestra intolerables a los cuerpos semi desnudos… la lluvia cambia de forma y tupidas bolitas de hielo (pero no saben que es el hielo) caen a mansalva inmisericordes golpeando en derredor fragmentándose. El miedo se expresa a gritos y las manos extendidas como queriendo detener su furia. El granizo (pero no saben que es el granizo) arrecia y por varios minutos se mantiene… parcialmente ocultos en la cueva, fijan su mirada y el paisaje cambio… todo está cubierto de blanco… una de las mujeres presa del llanto se inclina sobre otra piedra para sobrellevar sus lágrimas… arrodillada a manera de súplica, deposita sus antebrazos y su rostro sobre la mojada piedra… Pasados unos segundos, aminora la lluvia, las nubes casi se disuelven y la calma fría y cruda se hace presente.

EL SECRETO DEL ALTARUno de los hombres se asoma y ve a la mujer postrada y empapada… aun llorando. Asocia esa postura de sumisión a que el monstruo que los atacaba desvió su furia y se alejó de allí, pues a la distancia se observa una cortina de agua y luz sobre el valle. El sol asoma (pero no saben que es…) e ilumina y muestra el colorido de la vida vegetal… de la vida animal… el blanco del paisaje se desvanece.

El hombre y su tribu reanudan su caminata y reflexiona sobre lo que vio y fue testigo… ¿Esa malignidad exige sumisión? Como nómadas pasan varios días avanzando hasta que encuentran un lugar plano rodeado de árboles, y un río de agua cristalina. Es momento de ponerle fin a su viaje a la nada… siguiendo su instinto de supervivencia, se acercan todo aquello que les de protección, calor y seguridad… y así pasan muchos días.

Haciendo caso a un atisbo de inteligencia… busca en las cercanías y algo retirado del asentamiento, encuentra un cúmulo de rocas, y pidiendo ayuda, conmina a sus compañeros a mover, rodar y arrastrar una pesada roca cuadrangular que trasladan a su pequeña villa. Después de varios días lo sitúan en un lugar estratégico orientado hacia el nacimiento del sol. Agregan otras pequeñas piedras en simetría; algo de vegetación, una piel de carnero y una afilada piedra pedernal.

EL SECRETO DEL ALTARHay alimento silvestre, agua, tranquilidad, unión entre sus contados habitantes. ¿Hay lugar para el miedo? En la noche duermen acurrucados unos junto a otros bajo un tejaban de ramas y pieles… escuchan los aullidos de los animales; los animales olieron la carne y cada vez más cerca estarán. Las fieras son instrumento del mal, y el buen hombre piensa en contenerlos si se arrodilla frente a la piedra y demuestra sumisión, fragilidad e impotencia. Así lo hace durante días bajo la escrutadora mirada de su gente… los animales a punto de atacar bajan su ímpetu dan vueltas sobre sí mismos y se retiran… se alejan hasta perderse de vista. El hombre barbado, robusto, temperamental, imponente acaba de descubrir cómo dominar el mal.

Esta experiencia, este conocimiento trasciende el tiempo… así es la condición humana; cambian las cosas… las personas son otras; otras generaciones y razonamos igual. De Chicomoztoc (las 7 cuevas) surgieron Los Náhuatl a fundar Tenochtitlan y trasladaron su postración en los altares de piedra a la cúspide de las pirámides ya no solo arrodillado y pidiendo clemencia… sino sacrificando animales… luego otros seres humanos.

EL SECRETO DEL ALTAREn la conquista los españoles tenían sus nichos de adoración legado de los árabes… sabían que “ese era el método” para conectar con la divinidad. Al paso del tiempo se erradican los sacrificios y los altares se perfeccionan y se incluyen en el interior de los templos a construir. Así cada altar se adorna, se enaltece según sus creencias. En la catedral de Guadalajara construida entre 1571 y 1618 su altar original era de plata y mármol. ¿Y qué pasa si en los nichos introducimos santos y mártires? ¿Aumentaría su poder protector? Así fue la creencia que se fortaleció a raíz de un incendio sucedido en los Portales de San Agustín anexo lado sur del Teatro Degollado el 30 de abril de 1909. El fuego arrasó con los locales, pero “respeto” unos nichos santoriales ubicados metros más atrás casi esquina del teatro por la calle Molina cerca de las primeras casas consistoriales. Admiración y respeto causó entre la población tal milagro.

Las construcciones posteriores tuvieron “sus nichos esquineros” para su protección. Por eso, cuenta la leyenda lo que aconteció con Leopoldo Moragrega, hombre de 39 años muy devoto a raíz de la muerte de su madre a quien adoraba; de oficio carpintero quien vivía con su esposa y su cuñada que –estaba de paso-, y quienes estas últimas no comulgaban con los arrebatos religiosos que de continuo el manifestaba. A través de su oficio construyó un altar que ubicó al centro de una habitación con el fin de perpetuar la imagen de su madre. Diario se postraba… diario oraba.

EL SECRETO DEL ALTAREn las paredes de la fachada que hace esquina, ubicada en la calle de Gante y 20 de noviembre había “un nicho esquinero” de cantera al que le faltaba una escultura de algún santo. Leopoldo había mandado hacer con escultores fúnebres la figura de San Francisco de Asís… pero el borracho picador de marmolina, no le terminó el trabajo y se fue del taller -con el anticipo $-. Molesto, Leopoldo pensó durante horas qué hacer… últimamente las cosas en el trabajo y en su casa no iban bien y él lo atribuía a la falta del santo. Buscando una solución, empezó a leer la biblia y horas después se topó con el relato de los santos inocentes: “Los infantes son seres puros y carentes de maldad, y es tal su aura, que el mismo demonio repele”.

Era el mes de abril de 1992. Un día al atardecer llegó a casa con un bulto y lo depositó en el altar para darle una santificación “con ayuda del espíritu de su madre”, pues era una escultura que consiguió para ponerlo en el nicho exterior de su casa. Eso fue lo que les dijo a su esposa y cuñada. El pequeño bulto así quedó sobre el altar iluminado suavemente por dos cirios, durante dos días; días en que un fuerte olor a barniz impregnó la casa.

EL SECRETO DEL ALTARLa palabra “altar” proviene del latín –altare, de Altus: “elevación” y son símbolos que se hacen una extensión de la persona que se arrodilla o realiza un acto ritual que fortalece su fe. En el imaginario colectivo es un rebuscado ornamento que actúa como plataforma de conexión con la divinidad y es una superficie de sanación y unción de los santos óleos que acompañan la reflexión propia del dogma.

Mientras tanto las mujeres con dolores de cabeza a causa del fuerte olor del corrosivo, le reclamaron a Leopoldo su falta de cuidado y su negación a ventilar la casa… “¡Esto va a explotar!” le dijeron… Después de agrias discusiones resolvieron ir por la mañana a pasar un largo fin de semana con la madre de ambas. Leopoldo, ocupado en su trabajo, no les hizo caso, terminó el ritual y procedió a colocar al santo en su nicho esquinero. Era la tarde del 21 de abril de 1992.

EL SECRETO DEL ALTARAsí, la efigie quedó robusta en su nicho brindando protección a la finca de Don Leopoldo Moragrega. Al amanecer, los vecinos reportaron un fuerte olor a gasolina, Leopoldo estaba por iniciar sus labores y escuchó y vio a personal de Protección Civil en su cuadra y pensó: “Que exageración, solo es un poco de barniz”. Para las 10:00 de la mañana la gente en las calles y la autoridad habían convertido la zona en un tianguis, pero no desalojaron a nadie. Don Leopoldo Moragrega se despreocupo del asunto pues confiaba plenamente “en su Santo Niño de Atocha” quien cuidaba desde su nicho cualquier intención diabólica.

A las 10:00 de la mañana con 4 minutos estaba raspando una faja de madera sobre su mesa de trabajo. De súbito, escuchó una especie de silbido, voltea a ver la puerta de su taller… de donde aprecia la calle Gante… a lo lejos la gente va y viene y… 10:05 am, ¡se suscita una fuerte explosión!… Don Leopoldo Moragrega dejó de percibir sensorialmente lo que siguió después: Su casa y taller se derrumbaron parcialmente; se abrió una hondonada en canal y decenas de autos volaron, uno de esos autos cayó en su azotea. Cientos de muertos, heridos, damnificados, histeria, sufrimiento y una autoridad presta “a esconder bajo el tapete” las consecuencias de la tragedia.

EL SECRETO DEL ALTAR
Casa Leopoldo Moragrega

EL SECRETO DEL ALTARPasan los días y al buscar y quitar escombro encuentran un nicho de cantera íntegro con una figura infantil humana cubierta de barniz, momificada. Dedujeron que no era producto de la explosión y la investigación inició meses después. En la actualidad, dicha “momia laqueada” se encuentra en el museo de la muerte en la Escuela de Medicina, anexo al Hospital Civil.

Diez días antes del 22 de abril, se había reportado la desaparición de una niña llamada Abril. Así, la idolatría llevada desde tiempos primitivos confluye en un altar cuyo fenómeno desconocido es contactar con el más allá. Don Leopoldo Moragrega jamás imaginó que a través del secreto del altar acompañaría a su adorada madre a los orígenes de la elevación de los altares desde el inicio de los tiempos.

El secreto del altar.

Autor: Carlos Martínez Valadez, noviembre de 2023.

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Próxima semana:  La leyenda de las elecciones 1940.

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