CULTURA

LA VIOLENCIA ESCOLAR QUE NO SE VA

LA VIOLENCIA ESCOLAR QUE NO SE VAPor: Jaime Navarro Saras*

No importa que sea en Puebla, como lo que le sucedió a un joven agredido por estudiantes de la Universidad Anáhuac, o en el Estado de México con un papá agresor de la Escuela Secundaria 17 de Naucalpan, incluso en Guadalajara, con el estudiante agredido y asaltado dentro de la Escuela Secundaria Técnica 14, qué decir del estudiante del Colegio de Ciénega, Magdalena en Perú que se enfrentó a su agresor con un bisturí.
Todos los días y en todas las latitudes suceden hechos de violencia escolar, algunos se conocen gracias a que alguien denuncia o, como en la mayoría de estos casos incluidos del párrafo anterior, se difunden en las redes sociales y debido al interés o morbo sobre las historias, éstas terminan viralizándose al compartirse de persona a persona, es entonces, cuando a las autoridades de las escuelas, de la propia secretaría de educación y de los gobiernos locales que no les queda de otra que atender los casos; de los otros hechos y que quedan en el anonimato o son minimizados por las escuelas (principalmente las privadas), lo mismo por temor al agresor o agresores o debido a la fama de las escuelas, casi nadie se ocupa de ello, y el agredido, al no obtener justicia, es quien tiene que abandonar el lugar y cambiarse o abandonar la escuela para siempre.
LA VIOLENCIA ESCOLAR QUE NO SE VAEs cierto que en las escuelas hay protocolos, reglamentos y comunicación para evitar y sancionar los actos de violencia, pero más allá de disminuir el fenómeno, éste se acrecienta cada vez más, en muchos casos ha habido pérdida de vidas por las agresiones recibidas o por suicidio y, debido a los resultados obtenidos, pareciera ser que no hay manera de que la violencia desaparezca de los ámbitos escolares, es más, cada que sucede se toman los casos con cierta normalidad y ello ya no nos sorprende, principalmente porque en la sociedad así ha sido con los índices alarmantes de violencia de los años recientes, qué decir de la promoción, difusión y apología que hacen los medios de comunicación con sus contenidos, hay noticieros incluso (como el nocturno del canal 4 de Guadalajara) que se dedica casi de manera exclusiva a dar cuenta de notas donde la violencia y la inseguridad son el centro de interés.
La violencia escolar ha rebasado a las autoridades educativas, sobre todo en la educación secundaria donde, por ejemplo, un día y sin más, a un secretario de educación de Jalisco se le ocurrió desmantelar las áreas de psicopedagogía y trabajo social, que, por decir algo, eran los espacios que servían para identificar, canalizar, prevenir e intervenir junto con las familias a aquellos estudiantes que se veían enfrascados en hechos de violencia escolar, hoy en día todos esos problemas recaen en el profesorado y en la buena voluntad de prefectos y demás personal, aun así están rebasados y a la hora de los grandes problemas que son visibilizados por los medios de comunicación, las miradas de propios y extraños terminan apuntando y señalando como responsables de ello a directivos y docentes y, ante una cultura autoritaria e inquisidora como la que practican las autoridades educativas poco hay que hacer, el tema lo resuelven destituyendo al personal responsable de la disciplina y seguridad del plantel, aunque, si les va bien los involucrados y tienen apoyo oficial o sindical, sólo cambian de escuela y todo en calma.
LA VIOLENCIA ESCOLAR QUE NO SE VALo cierto es que se requieren medidas más certeras donde los procesos educativos y el desarrollo de niños, niñas y adolescentes se desenvuelvan con normalidad y que las autoridades dejen de jugar a los policías y ladrones y a culpables e inocentes como ha sido hasta ahora, cada acción emprendida para tratar la violencia escolar deberá basarse en una narrativa donde lo pedagógico prevalezca sobre cualquier otra visión social, principalmente aquellas formas donde se desempolva a la Santa Inquisición como una manera errónea y desesperada de querer resolver el problema.
Con las recientes formas de trabajo áulico: los proyectos, perfectamente pueden servir para tratar temas como la violencia escolar y que los estudiantes puedan aportar sus experiencias para encontrar salidas más viables al problema y, al mismo tiempo, que se construyan propuestas que ayuden a minimizar esos actos que a todos nos avergüenzan, principalmente a quienes vivimos día a día en las escuelas y enfrentamos, sufrimos y somos testigos en primera o tercera persona de este fenómeno que termina por no irse de las escuelas.

*Editor de la Revista Educ@rnos. [email protected]

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