Mientras muchos admiran y consideran ejemplo a Albert Einstein, – ¿una eminencia? – siempre fue un sujeto rebelde, sucio e impositivo machista. Para mí, -autor de este artículo- es un ser/figura despreciable que vivió sus años de gloria a expensas de la inteligencia de Mileva Maric.
Pero este escrito no termina aquí… todos aquellos famosos hombres de poder; han tenido a una gran mujer a su lado que, sin ellas, simplemente dichos sujetos no llegarían a nada. Las mujeres entregan –convencidas de su enamoramiento- su integridad, su dignidad y su valor a hombres que las menosprecian y que ni siquiera les dan el agradecimiento y mención que son propias a ellas. La historia y leyendas abundan de casos así. Situación que engañosamente –pareciera ser parte de la condición humana-. Usted que lee estas líneas ¿sabe y conoce a una mujer menospreciada o violentada?
Las mujeres se acercan al momento de recuperar lo que les fue arrebatado hace 8,000 ocho mil años.
Entre cientos de leyendas que se oyen en nuestra ciudad de Guadalajara, daré a conocer la siguiente que guarda proporción y relación con el tema del grado de idealización que observa y atesora la mujer respecto a un hombre; así como el grado de indignación que le causa a una mujer cuando el mismo es de su total rechazo.
1 _ Cuenta la leyenda que durante los trazos previos a la construcción del hospital de los Ángeles hacia 1726, que parcialmente persiste como templo en la confluencia de la Calzada independencia y Javier Mina, durante la excavación de los cimientos. Se dice que, en una crucería ubicada del lado norte, en donde en la actualidad existen murales y arquería, los apuntalamientos y la cimbra que se armaba; de un día para otro, simplemente se encontraban derrumbados y sus piezas dispersas a los alrededores. Se creyó en un principio que era vandalismo, sin embargo, en cada nuevo levantamiento sobreviene ese misterioso fenómeno.
Posterior a la fundación de la ciudad de Guadalajara, al establecer la catedral en su conocida ubicación; todas las humildes casitas que se situaron en los alrededores, se asentaron sobre tierra inhóspita, y precisamente en esta zona al oriente se situó un pequeño y temporal camposanto anexo al hospital en la que, entre otras personas se habían sepultado a una joven mujer y otra mayor de edad que habían sido muertas en misteriosas circunstancias… ella, la joven se llamaba Ángeles Zaragoza.
Narra la leyenda, que esta adolescente había tenido amores prohibidos y furtivos con un capitán de regimiento de nombre Cristóbal, el que, a su vez, era un devoto creyente; pero pudo más la pasión y la carne.
Después de un tiempo y consciente el Capitán Cristóbal que estaba en terrenos prohibidos, pues Ángeles era una jovencita que aún no cumplía los 18 años… decidió él, que era menos pecaminoso quitarle la vida a Ángeles que continuar con esa relación que lo hacía vulnerable, débil y oprobioso ante los hombres y ante la divinidad.
Una lúgubre noche, el Capitán Cristóbal y dos subordinados, se dirigieron entre las sombras… a la humilde casucha donde ella y su mama habitaban… Se cubrieron el rostro con harapos de tela, y vestidos como vulgares ladrones, sometieron a la madre y a la hija. Acto seguido, sacaron a rastras a la humilde chiquilla y se perdieron en la oscuridad, que cual boca de lobo reinaba en ese momento… a lo lejos se escuchó un golpe. Clandestinamente, las sepultaron al pie de la columna que soporta los muros norte de ese otrora hospital; y mandó Cristóbal levantar un austero cruce de piedras, para señalar el cementerio afuera del recinto y ocultar su crimen. Monumento que al tercer día de edificada caía sobre sí misma; la cual fue re-erigida en varias ocasiones y con el mismo resultado… Pasaron los años y se siguió repitiendo el mismo fenómeno. Aún hoy, en señal de haber sido asesinada, Ángeles se manifiesta con un viento frio por las noches, impotente para derrumbar lo que ya está construido, pues esa crucería fue exorcizada a mediados de 1909.
Cuenta la leyenda, que del suelo se mueve algo fantasmal, y que de esa manera mantiene viva la injusticia de que fue menor pecado matarla, que sostener una relación de adultos con una niña que creía en el amor…
¿Todo lo anterior de que nos es indicativo?
Que, en la mujer, la certidumbre romántica es parte medular de su psiquis y/o de su manera en que percibe y procesa el mundo la vida y al ser contrario a su sexo. Esperando siempre una utopía sentimental que solo a un porcentaje menor en proporción a las más de 4,200 millones de mujeres que habitan en nuestro mundo les es cristalizado traducido en un matrimonio estable, respetuoso y duradero. La inteligencia en la mujer se manifiesta en todos los ámbitos profesionales y sociales. Pero en el factor sentimental es donde se centra su punto vulnerable, débil y susceptible de fractura con consecuencias nefastas para ella. Un caso ejemplo de esta afirmación lo encontramos en la fallecida poetisa Silvia Plath, quien vivió un tormento al lado del entonces dramaturgo Ted Hughes en la década de los 60s. Y otro más reciente lo es el de Valerie Bacot, quien fuera violentada por su padrastro, al cual ella asesinó harta de su continua violencia física y psicológica; detenida y enjuiciada en el año 2016. –Entre miles más-.
¿Pero cuál es la causa? Existe una razón biológica real en ellas que las conduce psicológica y conductualmente a esa situación permanentemente; obedece a una asignación que tiene que ver con la demografía y con la genealogía.
Temas que de momento no daré a conocer o abundar, ya que la contextualización aquí escrita no es suficiente para comprender la semántica de mis palabras. Bastará agregar y finalizar con otra narrativa/leyenda a continuación; de lo que la mujer obtiene y pierde cuando anhela estar con un hombre que puerilmente coincide con sus entelequias:
2 _ En la Guadalajara de hace 150 años, por las tranquilas, solitarias y pedregosas calles de lo que entonces era la periferia de la ciudad. La gente caminaba rumbo a las casitas que, sin orden ni concierto, se encontraban ubicadas por aquí y por allá.
En aquellos tiempos y casi a las mismas horas de la media tarde, habituaba una noble señorita de nombre Victoria pasar por estas calles ya que, en compañía de su señora madre, su tío y una hermana menor, venían de escuchar misa en el templo de La Soledad adyacente a Catedral. Se decía que ella era exuberantemente hermosa y cubría su rostro con una mascada semi transparente que la envolvía como suave botón de rosa: Los hombres al verla venir, bajaban la mirada en señal de respeto y admiración pues sabían que la señorita era muy recatada.
Otro noble varón de nombre Alonso, había encontrado casualmente, y observado detenidamente la belleza de Victoria en una ocasión durante misa… el hombre quedó prendado. Él la seguía cada vez que tenía oportunidad con la esperanza de conocerla y cruzar algunas palabras con ella. Pero pasaban los días, las semanas… y no encontraba oportunidad. Esa impotencia, se convirtió en obsesión. Victoria, nada tonta, se dio cuenta del acoso. Súbitamente, dejó de asistir a misa. Corrió el rumor de que ella había muerto; que sus visitas al templo eran para pedir por su vida; pues sabía que le quedaba poco tiempo. Alonso cuando se enteró lloró desconsolado… pasaron las semanas, los meses y los años.
Alonso era ya un anciano, y en una ocasión, mientras caminaba torpemente por las pedregosas calles al tiempo que veía a la distancia a la gente deambular asomo a lo lejos una silueta vestida de negro y con el rostro cubierto con una mascada ligera y transparente. Su corazón empezó a latir apresuradamente pues empezó a revivir lo que años atrás le causó tanta tristeza. La siguió, y vio que se introdujo al templo de La Soledad. Con el corazón en la mano, entró también y la vio al pie del altar. En la nave principal no había nadie a esa hora. Allí estaba ella dándole la espalda, y él se detuvo a dos metros de quien supuso era Victoria. Él se acercó lentamente y extendió el brazo para tocarla. ¡DE PRONTO!… La mujer gritó y sin darle la cara le espetó a Alonso: “¡No me toques ni te atrevas a ver mi rostro!” Acto seguido ella cayó de hinojos y empezó a llorar… La mujer era la hija ilegítima de Victoria que había ido al templo a pedir perdón porque ella la había asesinado años atrás, en un acto de represalia por haberla tenido encerrada hasta la adolescencia para ocultar su pecado de concebirla siendo Victoria soltera.
Alonso, al verla expiar sus culpas, se compadeció de ella… pasados unos momentos de contemplación se dio media vuelta y se alejó de allí. Por alguna extraña razón, ya no se sintió tan triste.
La mujer es un ser único e imprescindible para que la especie humana se perpetúe. Sin ella la vida no existe.
Fue la mujer a través del conocimiento implantado en su ser la verdadera creadora en la antigüedad. La mujer primigenia tuvo, y lego vía genealógica, un vasto compendio de conocimientos y habilidades, destino y secretos escritos en su integridad orgánica. Aquí no tiene nada que ver la Teoría de la Evolución de Darwin.
Contrariamente, al hombre se le implantó limitantes orgánicas para que ciertas y muy específicas manifestaciones propias de la mujer le sean prohibidas –al hombre-, en su organismo como en su cerebro con la intención de preservar la información y elementos soterrados que, muy probablemente cuando “la mujer herede” la tierra serán manifestadas.
La especie humana aún desconoce cómo funciona y equilibra la vida orgánica; desconoce qué fenómeno insufla vida en el embrión y cuál es el misterio de su origen como especie.
Lo que prevalece en la mujer es una poderosa directriz que la induce a buscar y aceptar en el hombre el depósito del semen para procrear los seres humanos que seguirán y darán continuidad a la estirpe genealógica; por ello todo lo que envuelve “per se” a una relación matrimonial es lo que la mujer espera… pero lo que la mujer ignora es que ella posee –repito, sin saberlo- el poder de la partenogénesis, por lo cual no requeriría la semilla del hombre. La mujer envuelta en su tara ilusión “de necesidad” sacrifica sus valores en las sociedades misóginas y machistas que lastran con la evolución de la mujer.
¿Qué espera la mujer cuando contrae matrimonio?
Autor: Carlos Martínez Valadez _ marzo de 2023
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