MADRE, LA PIADOSA Y LA TERRENA
Dedicado a mi madre que amo Alicia Laura y a mi amada suegra Mara Azul.
Madre viene del latín Mater, Matris. Mama se adopta esta palabra en el siglo XI, del latín Mamma que significa “teta”, la pronunciación afrancesada <<mamá>>, se introdujo hasta el siglo XVIII.
Es hasta lo largo del siglo XX que se forjó en el imaginario social mexicano, una fecha que es motivo de festejo: el 10 de mayo “Día de la Madre”; no obstante, poco se conoce sobre sus orígenes y menos aún sobre los personajes e instituciones involucradas en la creación de esta fecha, que desde 1922 se celebra en todo el territorio mexicano.
Muy pocos saben que hace exactamente hace 100 años, la Santa Madre Iglesia ha impulsado el 10 de mayo y la figura de la mujer como madre piadosa.
En 1922, el Arzobispado de México legitimó la campaña del Día de la Madre; pues para la Iglesia mayo es sagrado, porque es el Día de la Madre y las madres en México son sublimadas a la madre de todas las madres: la Virgen de Guadalupe.
Mayo también es el mes en que la Virgen, fue proclamada en 1737 la madre de México, la “patrona de México”. Así, la maternidad, el ser madre, no sólo tiene una función social terrena, sino sobre todo en un rol sagrado para las mujeres mexicanas.
Celebrar a la madre es hacernos y sabernos mexicanos, no europeos o estadounidenses, sino mexicanos arraigados en las tradiciones familiares que nos caracterizan.
Tan es así, que durante años la nación mexicana ha convocado a resaltar el papel de las ejemplares madrecitas mexicanas.
LAS MADRES EN EL ARTE
Desde Isis con su hijo Horus, pasando por el arte sacro donde abundan las vírgenes con sus niños iluminados, el arte tiene en la madre una inspiración permanente que deja ver la trascendencia de este personaje para los artistas de todos los tiempos.
Hay madres mucho más conocidas, como en el caso de la Piedad de Miguel Ángel, obra conocida por gran parte de la humanidad que descansa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, pero también hay piezas sublimes como la Maternidad de Gustav Klimt, o la cotidianidad retratada en <<Una tarea difícil de Zingoni>>, o el hiperrealismo de Ron Mueck.
México ha retratado a sus madres a través de, no sólo de monumentos, también se ha exaltado su papel por medio del séptimo arte.
El ideal de una madre abnegada y sacrificada se promueve por medio de diferentes ideologías de la mexicanidad, tanto en discursos oficiales como en representaciones de cine y televisión —por ejemplo, en filmes como <<Corazón de madre>> de (1926) y <<El secreto de la abuela>> (1928), entre otros—. Más tarde, en 1934, la película <<Tu hijo>> y, un año después, el clásico mexicano <<Madre querida>> de Juan Orol, determinaron enormemente cómo son, cómo se ven y qué hacen las madres de las cuales nos sentimos orgullosos como nación.
Otro ejemplo fue <<Corona de lágrimas>> de (1968) interpretada por Marga López, una de las madres más abnegadas que ha dado el cine mexicano. Dispuesta a trabajar cuantas horas sean necesarias para sacar a sus hijos adelante. Todo un clásico del cine popular filmado por el cineasta Alejandro Galindo.
Así desde el siglo XX en México fue institucionalizada como la única representación de la maternidad mexicana desde los primeros años de la consolidación revolucionaria.
LA MADRE DEL SIGLO XXI
La madre mexicana, por sus virtudes, por su bondad ingénita, por su abnegación sin límites, por su amor incomparable al honor y a la familia, donde halla sus mayores goces y sus más altas reflexiones, es acreedora de nuestro respeto y constante veneración.
Aún en el siglo XXI la figura materna sigue siendo imprescindible en el imaginario popular. La madre sigue siendo y será el eje y el fin último de la familia.
Si bien la institución de la familia en esta época está siendo tan atacada, hoy más que nunca necesitamos a las madres valientes, a las madres que siguen contra corriente siendo la luz del hogar , el consuelo de los hijos , el lazo de unión de la familia, el soporte familiar.
La mujer aún en el siglo XXI debe saberse mujer y madre, no una madre doliente, sino una madre vivificada , no una madre que vale ídem sino que con la frente en alto, como el ave que protege a sus polluelos, seguirá velando por ellos, más allá de las imposiciones de agendas poco cristianas y poco éticas.
Mujeres que saben sobrevivir al espejo de las banalidades, seguras, independientes e inteligentes.
Que saben dentro de si mismas que tienen la fortuna enorme de dar vida. Todo empieza en ellas y todo termina en ellas.
Porque una madre es el principio de la existencia y la presencia de Dios en su vientre, que nos hace saber que las modas pasarán, pero el amor persistirá y triunfará, porque madre es amor y amor es Dios…
Dios conserve a nuestras madres.