Un dato interesante para proporcionarle a usted, es que los pueblos que no son considerados fantasma o en vías de serlo, completan al menos 20 mil habitantes.
En siglos pasados la cifra que hoy le proporciono hubiera parecido alarmante para considerarse “fantasma” pero con los millones de habitantes qué hay en México actualmente, veinte mil parecen pocos habitantes.
Para que vea que no se exagera en la cantidad, en la Encuesta Ínter censal 2015, realizada por el INEGI, se contaron 119 millones 530 mil 753 habitantes en México.
Y cómo diría Cantinflas, -“ahí está el detalle”- .
Con tantas cosas que ver y hacer en nuestro país dentro del turismo, ¿Por qué en el turismo en México buscamos a los pueblos fantasmas?
El pueblo fantasma parece ofrecer a cada quien lo que busca: rituales sincréticos para el antropólogo, una buena historia para el cineasta, un viaje iniciativo para el chamán o un buen motivo de inspiración para el artista.
Y esto es precisamente lo que convierte a estos lugares en reductos ideales para el viajero contemporáneo del siglo XXI . En algunos casos, los pueblos fantasmas se han convertido en una <ilusión>; para el espíritu del viajero, que ha decidido dejar la comodidad de un país europeo, oriental o asiático, por el encanto de un entorno rural y lleno de mística muy propia de los pueblos mexicanos.
Caracterizados por una arquitectura en ruinas en la casi totalidad de su estructura urbana, los pueblos fantasma sobreviven hoy gracias a la atmósfera mágica que esos mismos espacios abandonados generan.
¿Cuántos pueblos considerados fantasma hay en México?
En el país son conocidos algunos de estos sitios en el sur de Chihuahua y Durango, cerca de Sombrerete en Zacatecas y en la Península de Baja California, como es el caso del poblado de Todo Santos. Sin embargo, pocos con la magia y el placer que proporciona Real de Catorce, ubicado en el Altiplano Potosino, muy cerca de Matehuala y Mineral de Pozos, ubicado en Guanajuato, cercano a San Miguel de Allende. Ambos están ubicados en una región cultural y geográfica conocida como el Gran Tunal.
Un dato interesante para los amantes de la literatura Rulfiana es que de hecho fue en Real de Catorce donde se rodó una de las versiones de <Pedro Páramo>; de Juan Rulfo.
PUEBLOS ABANDONADOS PARA ENCONTRARSE EN JALISCO
Esta forma de hacer turismo ha recuperado, de alguna manera, a muchos pueblos que siguen recibiendo la visita de curiosos, muchos años después de quedar abandonados en el tiempo.
LA BARRANCA DE HUENTITÁN, LUGAR DE “FANTASMAS”
Este sitio ahora casi abandonado, en 1920 estaba en su esplendor con poblados llenos de vida y según dicho de los pocos habitantes que quedan, (según el último censo 100 habitantes en total) aquello era un vergel, un paraíso de frutas y animales que daba gusto.
Pero en 1923 llegó la eléctrica Chapala y ahí empezó todo a cambiar, el declive total llegó en la década de los 60 con inundaciones y la contaminación del Río Santiago , río en otrora lleno de peces y ahora de excremento, de ahí los poblados circunvecinos se volvieron fantasmales.
Para muchos la barranca, es un sitio desaprovechado por los tapatíos porque aún en esta época tiene un mirador espectacular, es un maravilloso sitio para ejercitarse o bien toparse con pueblos fantasmales.
La sorpresa es que la barranca Oblatos-Huentitán fue declarada como área protegida el 7 de junio de 1997 por el Cabildo de Guadalajara, barranca que por cierto recibe varios nombres a lo largo del Río Santiago, tales como : “Oblatos”, “El tecolote”, “Paso de Ibarra” y “La Experiencia”.
EL PUEBLO FANTASMA DE LOS PERROS
Al final de los 4.5 kilómetros del mirador , entre sus faldones hay un sitio abandonado conocido como “El pueblo de los perros”, donde por cierto existe entre los locales la curiosa costumbre de dejar croquetas y pedazos de tortillas secas para los cuadrúpedos del lugar a las afueras de las casonas abandonadas.
Algo que a usted nunca se le olvidará, si se anima a ir a este pueblo fantasma, es que le piden que lleve piedras en sus manos, (no vaya usted a pensar que es para tirarla a los perros), es para que usted al bajar la deje en el piso y al regreso de la subida le sirva para no resbalar por el tipo de tierra del sitio, erosionada, evitando que usted se resbale en su regreso del viaje por el camino sinuoso.
Otro pueblo fantasma por aquel sitio es el de TEMPISQUES, que lo único que tiene son los mitos y leyendas del lugar entre casonas abandonadas , sitios que algunos dicen están poblados de “fantasmas reales”.
Concluyendo
LOS PUEBLOS FANTASMAS COMO VALOR
El patrimonio deshabitado posee un gran valor natural, histórico, cultural y etnográfico que merece ser respetado, conservado y recuperado.
Hoy estos escenarios han cambiado y atraen a turistas, fotógrafos ,artesanos, cineastas, profesionales de la moda, biólogos, antropólogos, hippies, gurús alternativos y artistas plásticos, entre otras especies del zoológico humano típicos del naciente y posmoderno siglo XXI.
Y eso da a nuestros pueblos despoblados (o en riesgo inminente de estarlo), entendidos de forma amplia como estrategia cultural, un nuevo valor. El valor de referencia, de modelo, de lecciones a aprender.
El pasado no va a volver, pero nuestros pueblos son una base para reinterpretar el futuro en sus nuevas claves. No usarlos como atractivo turístico es como perder un capital invertido que, ahora, puede recobrar su productividad.
Ese es su valor, el valor de atractivo turístico para los fisgones del pasado, entre muros que han escuchado ya muchas veces, muchas voces. Voces que se confunden en el laberinto del tiempo, voces que quedaron atrapadas en los muros derruidos, y que podemos escuchar, si ponemos atención.
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