DEVERAS, ¿EN SERIO?
Un principio jurídico en el derecho versa, “El que es causa de la causa, es causa del bien o mal causado”; justificar un comportamiento irracional, reprimido en el interior de una persona, misma que aprovecha la “tolerancia” de las autoridades, solamente puede entenderse como simple complicidad para simular la preocupación y afinidad por lo que la misma autoridad ha sido incapaz de solucionar.
El 8M como las ha dado por denominar una fecha para dar un reconocimiento al género femenino (biológicamente), que ha servido para externar los miedos, remordimientos, traumas, impotencias, rebeldía, resentimiento social, e incluso hasta la irracionalidad.
Este comportamiento “humano”, debería ser ampliamente dilucidado por especialistas multidisciplinarios (sociólogos, psicólogos, psiquiatras, etc), a fin de obtener más información acerca de la transformación que sufren las féminas al integrarse en grupos “pacifistas” que a cada paso que dan manifestándose para visibilizarse con sus causas, terminan siendo hordas de seres casi irracionales e intolerantes con todo aquello que se atraviese a su paso.
Si bien es cierto que, la victimización de las personas en cualquier situación adversa, debe ser justificable; tampoco debe verse la afectación como una razón que deba aceptarse por el resto de la población.
Y es que ahora, esos grupúsculos (al igual que otras minorías), han sido manipuladas por intereses políticos que les han hecho creer que tienen derechos por encima del derecho de los demás, para poder destruir, ofender, lastimar y pisotear las normas de urbanidad.
Imágenes circuladas en redes sociales, indican que grupos denominados “radicales” arremetieron contra propiedades públicas y privadas, causando daños materiales.