Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos De la Universidad de Guadalajara.
Como cualquier padre adinerado sin límite económico, a quien un día se le ocurre encargarle la administración de su negocio a su hijo, no obstante que, es evidentemente notorio su deficiencia intelectual, pero es su hijo y es su patrimonio, así que, poco o nada le preocupa el éxito o el fracaso que, el hijo represente al frente de su empresa.
Discúlpeme el anterior ejemplo mi estimado lector, pero es mi concepto de lo que estamos viviendo actualmente como país. Un país en el que, se supone que, el pueblo es el que, manda o al menos, así lo reza la ley y también lo pregonan los ejecutivos federales y estatales.
Si usted amable lector me percibe equivocado en lo que, desde luego es sólo mi opinión, le ruego por favor que, con el mismo atrevimiento que yo reflejo al expresar mis ideas, me lo repruebe. Dígame con toda vehemencia, en dónde está mi error.
Es bien sabido que, a nuestro país, derivado de su conformación geográfica, se le conoce atinadamente como el cuerno de la abundancia y digo que, atinadamente, porque el Creador del universo nos dotó en abundancia de sol, mar, tierra, flora, fauna, clima, metales y otros diversos recursos naturales que, si bien es cierto al día de hoy, una mayoría de ellos están ya muy deteriorados, también es cierto que, México sigue siendo un país rico.