OPINIÓN

LA DIVISIÓN DE PODERES.

LA DIVISIÓN DE PODERES.Por: Mtro. Luis Octavio Cotero Bernal. Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

Los mexicanos optamos por un régimen de gobierno tripartito, heredado por el genio Francés Montesquieu, establecido en Francia en el siglo XVII y que aún sigue vigente y que indiscutiblemente fue la inspiración para los héroes de la Independencia Mexicana, ya que es indudable que los héroes que nos dieron patria, entre otros, Don Miguel Hidalgo y Costilla, el siervo de la nación Don José María Morelos, Matamoros…

​​​Un sistema de gobierno que las virtudes fundamentales que intrínsecamente implica, son la división de poderes, es decir, que de acuerdo a las reglas establecidas para su implementación son insoslayables jurídicamente hablando ya que cada uno de estos poderes deben tener una autonomía absoluta bajo la responsabilidad establecida en la misma norma para aquellos que invadan la competencia de cada uno, toda vez que, de no ser así es una agresión al estado de derecho que tanto del punto de vista histórico y de acuerdo a lo establecido en nuestra constitución está previsto que cada poder tiene especificada sus funciones que al incumplirlas tiene sus consecuencias jurídicas que al ejercerse fuera de su contexto está previsto que aquello debe ser restablecido por el otro poder que tiene la responsabilidad de hacerlo, lo que genera un equilibrio natural y armonioso entre los poderes lo que trae como consecuencia una autentica división de poderes, que desde luego es responsabilidad de cada uno cuidar y mantener la soberanía que la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos les otorga.

​​​Me parece que es oportuno traer a colación este tema y sobre todo para que todos los sectores académicos, industriales, empresariales, universitarios, profesionales, obreros y campesinos, así como la misma constitución nos da el derecho de decidir por quien votar también nos da el de exigir a los electos el cabal cumplimiento de nuestra carta magna, señalándoles con el debido respeto pero con toda energía, que nuestra decisión tomada para encumbrar en cada uno de los poderes ya sea de forma directa o indirecta, es para que se desempeñen dentro del estricto marco de nuestra constitución y por ningún motivo ni concepto claudiquen y transijan ni política ni económicamente para su beneficio personal o de partido esa función tan sublime y delicada como es el ejercicio del poder que desafortunadamente en estos tiempos y en la administración estatal y federal por terminar se les dio el más desaseado y asqueroso uso de las facultades de las que fueron embestidos, dejando un marcado antecedente histórico de corrupción e impunidad que a la próxima administración de gobierno, dicho en todos sus términos, federal y estatal, le corresponde y obliga sin más mercadeo político, fincar las responsabilidades a todos aquellos que medraron en su beneficio y en perjuicio del estado y la nación.

​​​A mis compañeros académicos y abogados les reitero que debemos de cumplir con nuestro deber ético y profesional de dejar el espacio de confort que yo le llamaría cobardía y señalemos y denunciemos con todo el valor civil y la honestidad debida aquello que nos consta cometido indebidamente por los que están por irse y prevenir a los que lleguen de un hasta aquí a ese proceder indecoroso e indigno para los mexicanos y jaliscienses en particular.

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