LA HONORABILIDAD
Por: Mtro. Luis Octavio Cotero Bernal*
Es bien cierto y muy urgente mejorar y perfeccionar a los Poderes Judicial, tanto al Federal como el Estatal, pero no es menos cierto, que las instituciones no son transferibles como lo pretende López Obrador, según la última iniciativa que envió al Congreso de la Unión, para una reforma constitucional, que del análisis en su contexto y en particular con la soberana estulticia de que los juzgadores, desde el más alto nivel, hasta el menor previsto en las constituciones, tanto en la general de la república, como en las locales de las treinta y dos entidades estatales y la Ciudad de México, en sus respectivas leyes orgánicas, en las que se disponga que tales cargos, que son de una envergadura suprema, que el más ignorante por simple intuición entiende que el acto de juzgar es algo sublime, que desde el punto de vista de la divinidad, es facultad exclusiva de los dioses o de un ser superior, pero que los mortales en el contexto mundial y en el propósito de tener un medio que nos permita vivir en armonía, crecer y desarrollarnos en lo personal, en lo general y en el contexto mundial, se ha establecido que entre los mortales se delegue tan elevada, noble y honrosa función entre los mortales y por todo lo anterior, es que se debe de encargar esa tarea a los mejores hombres y mujeres de la sociedad, que además de contar con semejantes virtudes, estas sean reconocidas por quienes por su propia formación y desempeño tienen la capacidad de identificar de entre la sociedad aquellos que puedan ser designados para esa labor y nunca por la simple razón de su carisma o popularidad, porque además de sus bastos y amplios conocimientos, deben contar con todo rigor con el más amplio reconocimiento de su honorabilidad, de tal suerte de que no sean sensibles a la veneración, a la contribución, al sometimiento y por ende, ni a la obediencia, sino únicamente a la ciencia y a su conciencia, que será lo único que permitirá lograr la más virtuosa impartición de justicia.
Ha sido muy lamentable estar viendo y oyendo en las últimas fechas los más pobres, tristes y despreciables foros convocados por la diputación federal, muy en especial el del día 02 dos de julio, ultimo, donde el aun Senador Ricardo Monreal, que a partir del primero de septiembre, será Diputado Federal, encargado de pastorear a la mayoría de los Diputados que accederán igualmente el primero de septiembre, a la Cámara como Diputados, escenario en que Monreal, tiro por la borda, de la manera más denigrante, triste e indigna la honorabilidad que en múltiples foros y ocasiones por todos los medios había mostrado un vasto conocimiento de la Constitución y sobre todo, había exhibido el más elevado pundonor que todo abogado debe poseer y defender, hasta con la vida misma y que lamentablemente, absolutamente nada hizo por sostener, defender y mucho menos elevar su honorabilidad que como exgobernador, exdelegado de la Ciudad de México, en una de sus demarcaciones, en otras tantas veces que ha sido Diputado Local y Federal; como maestro en la catedra de Derecho Constitucional, cuando ante la presencia de los universitarios, de los profesionales del derecho, postulantes, administradores, catedráticos, empresarios y demás sectores de la sociedad, promovió y promueve una reforma Constitucional por demás aberrante, obscura y de mala fe, que traerá como consecuencia la concesión de la institución de los Poderes Judiciales, Federales y Estatales, entre otras barbaridades, pero la que más sobresale es el pretender accesar a cualquier individuo que acredite tener el grado profesional de abogado o de licenciado en derecho, mediante el voto popular que hoy por hoy es lo más manipulable, por intereses mezquinos, políticos, económicos y particulares de quienes tengan el control de regular los procesos electorales que lleguen a instalarse para tal efecto, como sucede actualmente con el Instituto Nacional Electoral, donde su titular y demás familia que detentan el poder en este país y que han mostrado la más indecorosa operación de esa institución y que hasta el momento, también desafortunadamente, con el consentimiento de las Salas Regionales del Tribunal Federal Electoral, aunado a los Tribunales Estatales de la materia y que esperemos que la Sala Superior, respete y haga respetar el artículo 54 Constitucional, que en el espíritu fundamental, que le dio origen para garantizar la representación de las minorías, no se deje someter por una banal innegable supra mayoría electoral.
Los mexicanos bien nacidos por ningún motivo debemos consentir, tolerar, reconocer, aceptar de ningún tipo de autoridad, por encumbrada que sea, trastocar nuestro marco jurídico y el mismo espíritu de la ley que el mismo pueblo, al que tanto se alaba, se dio a sí mismo para lograr su engrandecimiento. ¡vamos mexicanos! Nadie más lo puede ni debe hacer.
*Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la U de G. locb15@hotmail.com