Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara
A mi juicio la protesta de ley de todo servidor público es un juramento que, al incumplirse se constituye en una traición a la sociedad.
Los ciudadanos somos quienes, mayormente demandamos la atención o el servicio de parte de cualquier funcionario, pero hoy por hoy, la función pública dejó de caracterizarse por la vocación en el servicio. La función pública actualmente, es el escenario ideal para hacerse de riqueza y algunos casos una riqueza desproporcional, acorde al cargo que, se desempeña.
México tiene un presidente de la república que, lejos de atender su responsabilidad, opta por mentir diariamente, opta por tratar de justificar lo poco que hace, cuando así lo hace y también opta por ignorar el dolor cotidiano en que, vivimos los mexicanos a causa de la anarquía que, padecemos. Una anarquía en la que, nuestra realidad nos deja entrever que, temas tan importantes como lo son, la seguridad pública y la salud, sólo reciben indiferencia.
Lo mismo sucede en nuestro estado, pues el ejecutivo estatal guarda una actitud indiferente a temas en los que, su atención e intervención, debería se prioritaria, dándole mayor importancia a, cómo idear diversos impuestos o cargas económicas a la sociedad, sin que, ante tal actitud, los órganos encargados de llamarle a rendición de cuentas al ejecutivo estatal, hagan algo.