OPINIÓN

UNA IMAGEN QUE NOS UNE

(Cartas a Ariadna)

Por: Mariana Navarro.

Es con un fervor sincero que nos dirigimos a ti en estas líneas del tiempo, imbuidas del lenguaje de antaño que espero te lleguen con el calor de nuestro corazón.

Permíteme compartir contigo mis pensamientos sobre la obra de arte que nos ha unido en este momento y que es portal para Ari.

Ese tiempo que se vuelve para ti un enlace entre el pasado y el futuro.

La última fotografía que tenemos tuya, desde la última vez que nos vimos.

Cuatro años sin ti… sin que la razón entre en aquellos, que, sin más razón, que la no razón y la sin causa, nos quitan tu presencia, y deciden que porque si, que porque quizás, que porque tal vez…que jamás nunca, aunque tus abuelos jamás hemos cesado de buscarte y amarte.

En la convergencia del tiempo y el amor, esta fotografía se convierte en un testigo mudo de la relación entre ambas fuerzas:

Aquella que impulsamos tu abuelo y yo para volver a verte y esa que deseamos que se derribe porque la han cerrado.

Cada clic del obturador captura un momento efímero en el lienzo del tiempo, permitiéndonos preservar la esencia misma del amor en su forma más pura y etérea para ti.

En la imagen que nos une, una puerta se abre hacia el futuro, invitándonos a adentrarnos en un universo de posibilidades infinitas.

Esta puerta Ari, simboliza el paso del tiempo y la transición hacia un nuevo capítulo en nuestra historia.

Y déjame decirte que no sólo es una cápsula del tiempo, es el tiempo mismo el que te entregamos.

Y mira que hay simbolismo en la propia fotografía, como un mensaje encriptado que hoy vengo a explicarte:

Mira la fotografía Ariadna.

En tus manos, Ariadna, yace la llave que desbloquea este portal hacia lo desconocido, recordándonos que el amor es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante, (incluso en los momentos más oscuros y difíciles).

Del lado derecho viene a ti una luz suave que te envuelve protegiéndote de todo mal.puerta

Enfrente de ti una puerta de cristal que deseas abrir, pese al candado que otros pusieron para no dejarte salir a nuestro encuentro, en una reja simbólica y absurda… (Casi me recuerdas a un pequeño colibrí que está atorado).

Más no juzgues a aquellos, algún día volverán a leer mis cartas a ti y con la sabiduría que dan los años entenderán las cosas con esa luz que habrá de iluminarles el corazón y el pensamiento.

Volvamos a tu foto:

Tú con presencia y valor, insistes en abrir la puerta, poniéndote sobre las puntas de tus finos y diminutos pies, para alcanzar a abrirla.

Te haces más grande para que aquello que está cerrado puedas abrirlo siempre.

Porque tú, pequeña, que por ahora tendrás cuatro años, habrán pasado muchos más, antes que encuentres esta carta custodiada por los franciscanos para ti.

En este legado de amor que tus abuelos han tejido con esmero, tu memoria es envuelta en el manto de la eternidad.

A través de esta cápsula del tiempo, los momentos más preciosos del pasado se entrelazan con las promesas fulgurantes del futuro, recordándonos que el amor trasciende las limitaciones del tiempo y el espacio.

Y llegarán los abrazos del amor que hoy te envuelven desde el amor eterno y perenne que trasciende las capas del tiempo.

Así, querida Ariadna, en esta imagen, te conviertes en un símbolo de esperanza y belleza eterna, una luz radiante que ilumina nuestro camino en la oscuridad.

Una cápsula entre cronos y cupido, un con razón, que por algo le dicen corazón, mismo que te entregamos con el más profundo afecto, Tus abuelos que te aman… Jorge y Mariana.