OPINIÓNPOLÍTICA

PARECIERA IMPERIO DE UN SOBERANO.

Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal.

Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.

Nuestra Constitución dice con todas sus letras que la soberanía nacional, reside esencial y originalmente en el pueblo. En todo poder público, dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste, lo cual parece ante nuestra realidad, letra muerta; o bien, una supina ignorancia de quienes ejercen el poder y que poco o nada entienden de esto, porque desde la federación en nuestro Estado se evidencia el desinterés y total falta de respeto a estos principios que costaron tanta sangre a la raza mexicana para llegar a instituirlos y que penosamente la sociedad mexicana lo aprecia, al ver el desaseo tan indiscutible en la designación de ministros de la que debería ser, Suprema Corte de Justicia de la Nación, integrada con hombres y mujeres dignos, respetuosos, respetables, honorables y sabios, quienes garanticen a los mexicanos una calidad de vida digna y decorosa en igualdad de condiciones y oportunidades que combata radicalmente y con la mayor urgencia la simulación, la mentira, la traición, la deshonestidad, la corrupción, el amiguismo, el nepotismo que durante tantos años han prevalecido y que solo un enajenado, no lo advierte.

Me parece urgente el tema, principalmente para quienes ostentamos la profesión de abogados o licenciados en derecho y muchos, presumiendo los más altos grados académicos, nuestro deber de exigir al Congreso del Estado, a quienes lo integran para que el desempeño de su función, lo asuman como si tuvieran calidad moral, capacidad profesional, dignidad, respetuosos y respetables del orden constitucional y se dejen del sometimiento evidente al ejecutivo en la designación de nombramientos, como ya lo han hecho, de personas que no reúnen los requisitos de ley y por ende, de la Constitución, tanto de la república, como la propia del Estado de Jalisco, ordenamientos que señalan muy puntualmente los requisitos de quienes deben desempeñar esos cargos, ya sea por imagen pública, conocimientos, edad y demás condiciones que ellos mismos fijan en sus convocatorias, muchas de las veces, inmorales y absurdas y que el ejecutivo igualmente, como sucedió en el caso del actual Coordinador de Seguridad del Estado, toda vez que para ese cargo se requiere, los mismos requisitos que para ser titular de una secretaría del gobierno del Estado, quien además de ser un desconocedor indiscutible e innegable de lo que es el tema de seguridad pública, q ni siquiera tiene la edad para desempeñar ese cargo.

Todo esto sucede sin que los emperadores, federal y estatal, así lo fueran y que la Constitución fuera solamente un documento histórico de ornato y sin ni una sola consecuencia, no obstante de contener disposiciones que sancionan las conductas que trastocan tan excelso documento y que el soberano, según la Constitución; es decir, el pueblo, lo consienta y calle cobardemente al parecer, por medio a los emperadores, quienes se han constituido así, al manipular, dirigir y hasta sancionar a los otros poderes por considerarlo como una falta de respeto a sus mandatos.

En particular, el Poder Judicial, tanto el federal como el del Estado de Jalisco, han soportado, tan espectacular sometimiento, sometiéndose a tales directrices, al grado de inducir los procesos jurisdiccionales, ya no digamos, los nombramientos de jueces y magistrados que por cierto, están en suerte nueve plazas y la presidencia en el caso de Jalisco, de este poder que seguro estoy será electo en la avenida Corona y Pedro Moreno y no bajo el procedimiento que establece la Ley Orgánica del Poder Judicial, quien les da la facultad de decisión a quienes integran el Pleno del Tribunal que en su gran mayoría son muy dúctiles a las indicaciones ajenas a su voluntad y a la propia institución.

En cuanto a la elección de los magistrados que vengan a ocupar las nueve plazas vacantes que casi son una tercera parte de lo que constituye el Pleno del Tribunal, la cuales, seguramente serán ocupadas por los cuates del ejecutivo con la orientación del subsecretario Talamantes que ya controla el Colegio de Notarios y ahora el Pleno del Poder Judicial para seguir acomodando a sus cuates como el Consejero Novia, quien siempre le ha servido, antes en sus negocios profesionales y hoy, también desde el poder, como consejero del consejo de la caricatura.

Es igualmente urgente que el foro se despeje de la pereza mental y haga acopio de la casta y el honor para intervenir con propuestas de magistrados, revestidos de vergüenza, dignidad, valor civil y conocimientos, a través de los cuales, pongan fin a tan marcado desprestigio del Poder Judicial, ocasionado por la corrupción y la ignorancia de muchos de sus integrantes.

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