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«EL AMOR Y LA AMISTAD», UN DESAFÍO MÁS ALLÁ DE LA AFECTIVIDAD

Las parejas contemporáneas enfrentan desafíos en sus relaciones afectivas: desde la persistencia de la retórica del amor romántico, amplificada por la familia, el consumo y el entretenimiento, hasta las formas de relaciones amorosas que les generan contradicciones en el discurso y en la práctica.

"EL AMOR Y LA AMISTAD", UN DESAFÍO MÁS ALLÁ DE LA AFECTIVIDADEn el inicio de cursos del doctorado en Ciencias Sociales, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), la profesora-investigadora del Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS), doctora Zeyda Rodríguez Morales, presentó la conferencia “Parejas contemporáneas. Estrategias de la navegación en mar revuelto”.

La investigadora, dedicada en el tema “Hacia la reconstrucción de tres regímenes eróticos en México durante el siglo XX», destacó las ideas comunes cuando se abordan las relaciones de pareja.

“Cuando hablamos de parejas es común que se asocie la unión con el sentimiento amoroso. No siempre ha sido así, pero en nuestra época es común que así sea”, declaró.

En el imaginario, la pareja se vincula con tres dimensiones: el compromiso, la intimidad y la pasión, que derivan en el origen de acciones como el apoyo mutuo, la organización doméstica, la crianza de los hijos, los cuidados mutuos; entendido como el matrimonio heterogéneo y monógamo.

“Sin embargo, hay una diversidad de formas de relaciones de parejas como las tradicionales matrimoniales, solteros con compromiso de monogamia, uniparentales de pareja, parejas gays o lésbicas con o sin hijos, con compromisos de monogamia o convivencia fluidos, parejas abiertas, matrimonios poliamorosos, triejas”, detalló Rodríguez Morales.

Especializada en líneas de investigación como la afectividad, sexualidad y emociones, la investigadora planteó que el imaginario romántico del siglo XX está influido por ideas platónicas como la pureza en un amor y, sobre todo, el amor cortesano que justifica la sexualidad a través de la fusión de los amantes.

"EL AMOR Y LA AMISTAD", UN DESAFÍO MÁS ALLÁ DE LA AFECTIVIDADGestos, maneras de mover el cuerpo, maneras de conducirse frente al otro y de expresar amor y el deseo son parte de los aprendizajes sociales que establecen emociones genéricas, como el hombre racional y activo en el exterior y la mujer cuidadora; o los estereotipos de género como el hombre proveedor, competente sexual y de la mujer bella, modesta y recatada sexualmente.

Este imaginario, en boga a inicios del siglo XX, entró en crisis en la década de los 60 con la revolución cultural o sexual.

“Pero esto era pura ficción. En realidad, los problemas y las insatisfacciones se habían venido acumulando desde mucho tiempo atrás: había situaciones de violencia, de frustración sexual, de depresión, sobre todo femenina; y unas finanzas domésticas en las que no alcanzaban las expectativas de consumo y sueños que la publicidad mostraba de manera idealizada”, dijo.

“En nuestra época lo romántico persiste y es potenciado en el mercado, siguen reproduciendo la retórica romántica, la estética en productos culturales, y eso hace que el aprendizaje de las emociones prototípicas, del guion que heredaron las generaciones anteriores en los últimos dos siglos, siga presente”, subrayó Rodríguez Morales.

Las contradicciones de las diversas formas de relaciones amorosas en el imaginario posromántico genera la pérdida de certezas, el arrepentimiento por emprender biografías distintas de mujeres que no quieren tener hijos o el miedo en el ejercicio de la individualidad, el castigo y la sanción social o individual.

"EL AMOR Y LA AMISTAD", UN DESAFÍO MÁS ALLÁ DE LA AFECTIVIDADSe trata de una lucha de las personas por vivir de acuerdo con otras normas y poder romper los esquemas anteriores.

“Es luchar por lograr el empoderamiento y el reconocimiento de formas de vida diversas. Y, por lo tanto, no es de su interés no ajustarse a la regla para lograr sentir lo que deben sentir, sino buscar sentir de otra manera, orientados por otras ideas, conceptos y valores”, destacó la también profesora del doctorado en Ciencias Sociales.

En este empoderamiento se encuentran las condiciones actuales de las mujeres. “Esto va a ser más fácil si las mujeres tienen mucho mayor acceso a un mercado laboral que les dé un salario decente, formación educativa y autonomía económica”, concluyó.

El doctorado en Ciencias Sociales, con 31 años de trayectoria, se refrendó como programa de calidad ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) durante los siguientes cinco años.

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