Como en un relato de ciencia ficción, todo empieza públicamente con una denuncia. Una pareja de ancianos es denunciada por robo cibernético de una importante lechera del Estado.
En la carpeta de investigación se resuelve la aplicación de medidas cautelares para prevenir que estos ancianos afecten el buen desempeño de la empresa.
Con ello se logra que ellos, él socio fundador y accionista de la empresa y ella solo accionista, queden afuera de los procesos administrativos, pues aparte de mantenerlos alejados físicamente, les impiden la participación en las asambleas, con lo que pierden sus derechos de voz y voto en las asambleas, en
las que han ido modificando los estatutos, a favor de quien tiene el mayor interés de controlarla.
Desde hace por lo menos cinco años, la empresa ha tenido conflictos económicos entre los socios que enfrentan el afán de Abraham por adueñarse de la empresa.